Archivos Mensuales: agosto 2012

Hacia el ciclo triunfal

Los JJOO fueron una ocasión para ¿trabajar?, o en todo caso, ¿demostrar? Creo que a ‘Mano’ y todo Brasil les costó comprender que el Oro no es sinónimo de estar preparados para la gran hazaña de aquí a dos años. Lastimosamente, ‘Mano’ interpretó lo segundo, y tuvo que decirlo justo antes de la final que aprobaría a Brasil como una super potencia -sobreestimando, claro-.

Brasil anteriormente chocó contra equipos de menor nivel que el de México, pero no fue el caso esta vez. En la final, Brasil tuvo un demérito enorme.

Para entrar ya en materia, hay que decir que los mexicanos poseen la «Coordinación defensiva posicional colectiva» -que Bielsa sabe explicar si no lo hace Tena-. Partiendo de eso, uno se puede imaginar que ante vértigo, el bloque seguía siendo un bloque, y en consecuencia, la efectividad en solucionar, una barbaridad. Individualmente, todos estuvieron a un nivel envidiable. Anticipando, acosando, presionando… El déficit se acentuó a medida que Brasil cambió, por lo que podemos deducir que México iba a ser condicionado si ‘Mano’ así lo preparaba.

La cuestión fue que el partido empezó violento. Peralta hizo el primero y la ecuación gaucha que no había mostrado nada aun, o se volcaba, o se lo tomaba de lo más normal. El 4-2-3-1 partió de inicio. Rómulo y Sandro se encargaron de formar la típica pareja, pero una línea más adelante, Óscar no andaba recostado, si no como un mediapunta. Alex Sandro era situado en la izquierda mientras Neymar lo acompañaba con la idea de triangular junto a Marcelo.

La situación no fue a más que una mala asociación entre los dos, y las pérdidas continuas de Óscar, que no estaba cómodo -y no estuvo mientras recibía de espaldas-, hicieron ganar mucho tiempo a México con largas posesiones, aspecto que irritó a Brasil debido a la usanza de esperar el error contrario.

Recibiendo de espaldas como única solución, solo produjo pérdidas.

La verticalidad inútil, si no era parte del plan, fue un signo nervioso bastante comprensible. Con el paso de los minutos, ‘Mano’ ajustó una y otra vez, y de esa manera, daba por sentenciado una primera parte como la siempre adecuada para la manumisión.

Así pues, Menezes efectuó el primer arreglo. Soltó a Rómulo hacia el carril derecho, y puso a Alex Sandro como el segundo mediocentro. Fue curioso porque de esa forma se vio un ‘plus’ tanto por el sector izquierdo como derecho. Cuando no pudieron hacerlo en seco, Neymar y Alex sí que asociaron bien desde la soltura del ’15’. Se convirtió su presencia, en efecto, el filtro de todo el campo. Por derecha, era un mediapunta que recibía mientras Óscar iniciaba la jugada.

Alex Sandro era el ‘plus’. Actuaba junto a Marcelo, hasta llegar a Neymar.

Y la situación fue revirtiéndose poco a poco. Alex Sandro pegado a la línea de cal, hacía a Marcelo cerrarse frente a un pasillo interior,  pero Herrera y Enriquez se encargaron de su margen de maniobra bastante previsible. La profundidad apenas se intuía, entonces Menezes quiso dar entrada a Hulk. Específicamente el plan no fue para él, pero sí que ayudó a la banda izquierda. ‘Mano’ se decantó por el 4-3-3 y permitió a Óscar apoyarse en la izquierda que tanto le pedía a gritos. Ilusionante fue, porque Marcelo y Óscar asociaban bien, y juntos dieron más que una ocasión de llegada.

Óscar dio ilusión, y ‘Mano’ la enterró.

Las sensaciones habían crecido, pero ‘Mano’ no se quiso enterar. Lo importante era marcar. Dar el primer paso del ciclo triunfal de España. Comenzaron los segundos 45 minutos y Hulk se mandó en carrera dejando en evidencia a dos hombres. Menezes quería verticalidad, y así mandó. Mala suerte la suya que México administró bien, y en plenos suburbios, Peralta dio en la  llaga.

Dominar un grupo joven lo transformó en más complicado, pero la cuestión es más general. El estilo hasta ahora es duda, pero el 2014 ya espera con ansias. Si ‘Mano’ es inteligente, puede ir sin prisa pero sin pausa y arribar con un discurso considerable. Como no es así, querer aproximarse a un Ciclo triunfal solo es más que la aprobación a las pretensiones de la CBF. Eso sí, que no se olviden Óscar, Neymar y Cía, que pueden andar con la conciencia tranquila. Nos mandaron una señal que en Brasil la generación de Sócrates todavía sigue viva…

Inclinar la balanza

Brasil a un paso de la gran final, quiso jugar más con la moral del enemigo. ‘Mano’ trabajó para ganar. La alineación asomaba al siempre 4-2-3-1, pero esta vez fue diferente. Rómulo, pareja con Sandro, se soltó completamente, y el ‘5’ quedó solo en la base. ¿La idea? Llegar por uno de los dos carriles como sea -derecho o izquierdo-, y que Sandro asegure la posesión en caso de pérdida.

Corea del Sur no presionaba, taponaba. Fue inteligente. Pero Brasil determinante. Es chocante saber que el partido del 3-0 estuvo compuesto por tan solo una transición ofensiva limpia con profundidad. Tan solo una gaucha.

Sandro no ayudó como cualquiera lo hubiera querido desde el mediocentro. Hizo lo que pudo desde lo simple que fue su actuación, pero la lateralidad que contribuyó constantemente sirvió para crear pasillos por los costados. Y aunque el ‘plus’, o sea, la rapidez para cambiar de banda, se presentó pocas veces, fue efectiva en la única ocasión de filtrar una línea de pase al talentoso Óscar.

La única transición ofensiva limpia

El 1-0 para Brasil significó un robo desde su propia área. Las ocasiones eran a partir de aquello. Después, Rómulo desmarcándose del sector de interior pudo ganar ataque posicional con los suculentos pases de Thiago Silva.

La historia cambió algo en el segundo tiempo. La superioridad se volcó hacia Brasil porque Corea terminó a veces recostada. El temor a los cambios de banda del central del PSG hacia Neymar o Marcelo (el punto de origen de los otros dos goles) hizo evidenciar el famoso triángulo compuesto por el ’11’, Alex Sandro y el lateral. Por último,  las sensaciones a que Óscar tome el control por detrás del balón hicieron retrasarlo, a la vez que, Sandro, ya no era un problema, más bien un seguro de vida.

Paralelo a ello, Corea ganó minutos desde las largas posesiones. Brasil a partir del minuto 45 la pasó prácticamente en su campo -lo cual no significa que fue inferior-, y entonces se llegaron a presentarse dos matices bastante acentuados.

La primera fue que Brasil resistiéndose a presionar y bastándose con la espera del error, dejó expuestos varios huecos que el rival logró aprovechar. Dentro de sus consecuencias, se desató uno de los mayores problemas para los centrales brasileños, que es dominar a los puntas que se movieron a sus espaldas. El hecho es que, Brasil acostumbrado a recuperar desde la equivocación, hizo acostumbrarlos a no prever jugadas tan simples como decisivas.

Fíjense en el movimiento de Kim. Juan en evidencia.

Suerte la suya ante Corea, que ninguno de las puntas practicó movimientos laterales como Bengtson en el anterior episodio. El hecho es que tanto Juan como Thiago pueden sufrir mucho si se les exige dominar lo que muchos equipos practican. 

No sé yo que tramará México, pero ganarle a Brasil es pasar por riesgos. La suerte de Honduras (para marcar) es imposible que se repita, pero la efectividad de los puntas no. Mientras Brasil prefiera ser cauteloso, ahí arriba se encontrará la solución a los problemas de cabeza contrarios. Inclinar la balanza puede llevar sorpresas.

Señas de optimismo

No exagero si digo que Honduras llegaba a la final. Con lo dicho, Londres 2012, en fútbol, no es una competición de alto nivel. Eso sí, conocer a Brasil significaba necesariamente seguirlo, y paso a paso. Es por eso que los matices que hasta ahora se han obtenido significarán la Seleçao del 2014. Claro está.

Quiero creer que si fracasan, la CBF recordará la década 80′, aunque la verdad, es una utopía volverlo a pensar. Viendo el postura de amenazar con echar al técnico sin antes examinar su método de trabajo, resulta fácil sacar conclusiones de la forma de trabajar mediocre de un país con tanta historia futbolera.

Sin embargo, y ante ello, me siento en la obligación de seguir aquella frase tan popular que dice «Brasil es Brasil». Y lo afirmo. La Verdeamarelha tiene cosas que por sí solas se presentan. Determinación es una de esas cosas. Neymar, Óscar, Marcelo, Alves, Damiao, cargan mucho de ello.

Ante Honduras se vieron las caras con un plan muy certero. Luis Fernando Suárez, técnico colombiano, trató a Brasil como un equipo con defectos notorios. Por eso explotó y les puso a prueba en cuestiones que no había enseñado antes.

Entrando ya en materia, Honduras poseía una portentosa línea volante, llena de calidad y rapidez. Para llegar a ella -superando la presión de los 5 hombres brasileños-, el portero se encargaba de enviar un balón aéreo y fuerte hacia el área contraria, para así, una vez rechazada, ser supuestamente controlada por Rómulo o Sandro, objetivo claro de Honduras al saber que la perderían por no poseer un buen timing y control; a expensas de un achique.

Sandro pierde el balón tras presión contraria

Como veníamos diciendo desde episodios pasados, la pareja de mediocentros sin balón sufre ante un mediapunta que marque cambios de ritmo. También, por lo anteriormente dicho, podemos comprobar que son malos aprovechando las pelotas divididas. Pero eso sí, no puedo recriminar nada. Es lo que hay, sin más. Trabajar con Sandro y Rómulo -teniendo en claro sus defectos con y sin balón- es un periodo de adaptación para el técnico que a mi punto de vista está administrando lo mejor que puede.

Lo que acredita recién a Sandro y Rómulo como buenos marcadores es estar delante del rival. Ahí roban y los hombres de líneas posteriores se acercan a recibir y llevar por hecho un contra.

Óscar, en este caso, aprovecha el robo del mediocentro

Como consenso a los robos y juego aéreo de Honduras, esta pasó algún que otro problemilla concreto en la primera parte. Neymar se comió la espalda del lateral derecho, y Óscar, como a mitad del primer tiempo decidió iniciar la jugada, y vaya que funcionó. Después, las contras eran siempre mayor castigo a una Honduras bastante aguerrida y arriesgada.

Con Óscar se ganó sorpresa y fluidez

Ya en el segundo tiempo Honduras andaba con 10 hombres. Y le fue enormemente dañino. Le obligaron a retrasarse debido a que, sin su segunda punta en el campo, no era los mismo el acoso defensivo en campo gaucho. Ahí Brasil disfrutó más por la situación hondureña de negarse recostar mucho. Perdía una de las opciones para que su línea volante gane posesión, que era el robo.

La Bicolor, a su difícil condición, le sumaron pelotas aéreas por banda después de una irregular circulación, que por cierto, invitó a pérdidas bastante desastrosas. Intentaron salir también desde el ras, pero les fue inútil. Así sus líneas se volvieron de poquito en poquito vulnerables. El indicador fue que la banda derecha brasileña se hizo paso hasta llegar el área sin problemas, situación muy distinta en el primer tiempo, donde se presentaba como un lado ‘cojo’ debido a sus pases certeros pero lentos.

Ya casi yendo al minuto 60, Neymar decidió darle vuelo a las participaciones de Óscar por detrás de la línea del balón. Se colocó de interior mientras Marcelo estiraba-, y esperó a que se activara una línea de pase hacia él. El tercer gol de Damiao fue resultado de dos intervenciones del mismo acento.

El gol de Damiao, sin palabras

Neymar esperando la activación a su línea de pase

Y por último, a la exhibición se añadió una muy mala seña de Brasil, que no es nueva, pero que el sábado se vio a notoriedad cuando Bengtson hacía sus movimientos laterales, y los centrales, todos estáticos, caían en la trampa, regalando ataque posicional al contrario, y los dos corners que hicieron en el partido. ¿Qué será en el área?

Observar a Bengtson, entre los centrales

Así Brasil confirmó muchas cosas. De las que ya tenemos claras, una indica también que posee recursos individuales más que determinantes. Neymar lo fue en el segunda parte. No sé yo hasta que límite llegará aquellla suerte, pero si le marcan a Brasil, claro está que saldrán de uno en uno por distintos sectores y sin previo aviso.

Determinación y problemas

Hasta el momento Brasil ha demostrado que su virtud más pulida es la transición ofensiva. Neymar puede estar más tranquilo. Ante Nueza Zelanda se añadieron al repertorio Alex Sandro, Lucas Moura y el metódico Marcelo.

Con permiso de Óscar, esta alineación resultó ser buena. El rival apostó por un 4-4-2 muy consistente a primera impresión. La cuestión fue que comenzó a crearse vértigo debido a que Nueza Zelanda con su esquema buscó siempre acosar la salida anticipando o achicando. Brasil en sus arranques no filtraba nada profundo, así que mediante la circulación y a la espera del desorden, fue creando espacios con Marcelo, y martirizando una banda izquierda contraria que se fue diluyendo con el paso de los minutos.

De izquierda a derecha, por ejemplo, se propiciaron espacios. También ganando ataque posicional con Alex Sandro. Directamente un balonazo hacía él hacía manejar los hilos desde la izquierda -que en poca cosa se convirtió debido al pésimo lateral que se ocupó del sector-.

Nueva Zelanda saliendo a buscar. Lucas aprovecha el vértigo por derecha para la pared con el interior.

Por la banda izquierda se armó un circuito interesante. El triángulo inicial estuvo formado por Marcelo, Alex Sandro y Neymar, pero con la espontaneidad que exigía el rival, el ’11’ y compañía dejaron el pasillo libre al lateral.

1. Alex y Neymar juntan marcas. 2. Marcelo escorado aprovecha espacio. 3. Recuestan las líneas. 4. Juan interviene con un toque sensacional.

Aproximadamente al minuto 20, Nueva Zelanda disminuyó la intensidad. Sus ataques, todos inefectivos, le hicieron ahogarse en los cambios de ritmo que obligaron los agotadores 60 metros de recorrido. Brasil aprovechó muy bien asociando por derecha. La contrarrestación a las paredes que mostró el lateral izquierdo rival en los primeros minutos no era lo mismo a esta altura del partido. Suerte la suya que Rómulo no comparte los dotes de Óscar.

Por el otro lado, Marcelo podía centralizar sus movimientos para aprovechar la espalda de la línea oponente. Sin ningún problema prosperó, y ahí lo esperaba Neymar o Alex Sandro muchas veces para acabar con el castigado Adam Thomas.

1. Neymar de emisor y Marcelo de interior. 2. Alex recibe escorado. 3. Marcelo se proyecta.

Y el segundo tiempo estuvo comandado por las pelotas divididas y la comprensible holgura de la defensa brasileña. Los neozelandeses no supieron finalizar o profundizar después del ataque posicional. En ningún momento. De eso Brasil sacó tajada y armó contras que terminaron el oxígeno y autoestima de un equipo que retornaba a su campo con desánimo y en consecuencia, invitando a más vértigo.

Podemos estar seguros que Menezes sabe de la riqueza técnica que posee, pero hasta ahora Brasil tiene problemas graves en cuanto a defensa estática se refiere. En este encuentro no, pero la transición defensiva sigue sin convencer, y en ataque posicional falta pulir dentro de lo que se puede asociar, cosa de tiempo.

Al fin y al cabo Brasil no está tan mal. Eso sí, no está ganando por sus estrellas. La determinación individual encierra un concepto de aprovechar los recursos que tienen ciertos futbolistas (por ejemplo, la habilidad de Lucas Moura al conectar a un solo toque con cualquier parte del cuerpo). Brasil está para eso. Solo falta que ‘Mano’ resuelva la difícil ecuación que representa su defensa organizada. Después, a excepción de sus malos pivotes (a consecuencia del cambio), Brasil arriba puede armar un patio de colegio. Desde el orden, claro.

Caminos varios

No nos quedamos satisfechos al ver el primer partido de la Verdeamarelha y apuntar datos a cada factor individual. Obtuve ciertos matices de jugadores mas no datos exactos y completos. Contra Bielorrusia la situación cambió. Entraron mucho más en especificidad jugadores como Óscar. También se comprobó las facultades de Hulk, Marcelo, Rafael y las dificultades de un futbolista como Pato.

Los bielorrusos desde un principio cedieron el balón a Brasil. Formaron un 5-1-3-1 demasiado tentador, y parte del plan fue regalar a los brasileños un comodísimo ataque posicional -que se mantuvo martirizador a través de los cambios de banda-. El rival tras robo se fue a la contra, pero las veces que trataron a través de balones largos y frontales fue en vano. Sus oportunidades fueron incipientes cuando robaron a la altura de 3/4 de su campo, y en donde Brasil demostró una vez más de las carencias en defensa organizada (el gol que le encajaron a Brasil fue casi infantil).

A través de los cambios de banda, Brasil generó vértigo

La transición defensiva gaúcha no fue efectiva porque Rómulo y Sandro sufren de vértigo. Al enfrentarse a mediocampistas muy veloces que tienden a marcar cambios de ritmo, se ahogan. Los dos como pareja de pivotes son casi inútiles para ‘atar’ problemas en el centro del campo cuando alguna cosa sale mal arriba. No hay pivote ideal cuando el rival se impone. Anticipación 0.

Pero la situación del partido se resume en que Brasil se echó encima de Bielorrusia casi todos los 90 minutos. A pesar de ello, la ventaja en el marcador llegó casi tarde. Antes del enorme gol de Neymar de tiro libre, se llevó a cabo una serie de hechos que terminaron por comprobar las diferentes vías ofensivas que posee la Seleçao.

En primer lugar, y reiterando, casi todo el primer tiempo Brasil se acomodó con cambios de banda. En la izquierda se formaba un triángulo compuesto por Marcelo, Óscar y Neymar, mientras por la derecha estaban Rafael, Rómulo -que se desprendía del doble pivote-, y Hulk.

A la izquierda, la banda más dotada a nivel técnico. A su derecha, reúne sorpresa.

Las llegadas al área siempre fueron de centros, pero el vértigo que desconcertaba a la defensa europea era siempre el mayor respiro a Brasil (el pivote rival recorrió siempre todo el ancho del campo, casi asfixiado). A través de ello se descubrió, muy aparte de los balones colgados al frente del arco rival, las aptitudes que tiene el equipo sudamericano para enfrentar a un armado de líneas poco acosador.

Al equipo de ‘Mano’ ganando ataque posicional les salía a escena una serie de variantes. Una de ellas se llamó Neymar. La joven perla que es muy comentado a menudo, obtuvo dos o tres caminos desde la banda izquierda, que fue suya esta vez. El miedo se hizo de Bielorrusia cuando el triángulo lo hacía emisor al ’11’. Colocaba Óscar a su derecha con el pasillo libre y a Marcelo abriendo hacia la línea de cal. En esa situación, o bien cedía la pelota al talentoso Óscar, o bien amenazaba con trazar una diagonal endiablada y encarando como suele hacer. Lo curioso, es que solo una o dos veces intentó lo segundo. Quizá por el estático Pato. O por seguridad a no perderla con la defensa paciente y replegada atrás.

Pero el asunto no terminaba ahí. Marcelo era el que podía activar la segunda opción. Hacer el dentro-fuera para el sistema brasileño era lo usual, porque una vez que Neymar decidió abrirse al costado libre, los centros fueron siempre la mala reacción contraria.

Neymar tuvo opciones, todas efectivas

Por último, a esta exposición de cracks se presentó Óscar. Creo que a sus 20 años la generación que se le presenta es muy injusta. Merece compartir escena con los Zico, Sócrates y Cerezo. Quizá su vida pasada. No es novedad ver a un mediocampista como Óscar en Brasil. Es rarísimo. Ante Bielorrusia demostró una vez más que sus dotes técnicos son para aprovecharlos. Por los tres sectores del campo apoyó como nunca, pero lo más impresionante de todo, fue que llevó esa magnificencia tanto de emisor como de receptor situado entre líneas rivales o detrás de ella. Versatilidad pura y en su máxima expresión. Promete más.

Quizá es algún mediocampista del 82′ que ha vuelto a «nacer»…

Con Bielorrusia alterada, la situación muy típica durante casi 30 minutos hizo a ‘Mano’ cambiar de planes y mandar a Óscar a ser dueño de todo el eje horizontal. Poco ayudó a la banda de Marcelo y Neymar, que se quedaban sin el tercer apoyo, pero dejó de ser poco estéril el otro costado, y restó pasividad al carril central.

En el segundo tiempo, Brasil volvió a echar mano de la superioridad mediante las bandas. Pero duró poco. El técnico quiso probar a Ganso -que estuvo verde- y terminó haciendo estéril un plan que a simple vista siempre fue para los desmarques de Óscar. Lo acerbo fue volver más estéril de lo que ya era. Salió Sandro agotado, y gracias a ello se colocó Rómulo con dos acompañantes a sus costados -Rafael y Marcelo-, siendo esto efectivo a la hora de cerrar contragolpes al ras del piso. Cinco detrás del balón. Sin riesgos.

Se presenció por último, la asociación de Óscar y Neymar, que no enseñó grandes cosas pero que dejó indicios de algo endemoniado. Los minutos finales fueron protagonizados por Bielorrusia que apretó más de la cuenta para que Brasil no ingresara más entre líneas con el ’10’. A pesar del 3-1, ‘Mano’ hasta ahora no está del todo satisfecho. Falta pulir, probar, y sentenciar de una vez por todas lo que será Brasil 2014.

Etiquetado , , , , ,